Dori Martínez es la coordinadora de guías de la comarca del Aranda. Tiene su oficina a los pies del castillo-palacio del Papa Luna, silueta icónica de Illueca, y se dedica a detallar la visita del lugar a todos aquellos interesados en indagar un poco acerca de la históricamente (que no localmente) denostada figura del Papa Benedicto XIII, el illuecano Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor. Fue llamado ‘antipapa, cismático y hereje’ por la cúpula católica en el Concilio de Constanza en 1417, tras varias décadas de pervivencia del llamado Cisma de Occidente, fechado a finales del siglo XIV y principios del XV. En parte de este lapso hubo tres papas católicos diferentes con sedes en Aviñón, Roma y Pisa. «El Cisma de Occidente -apunta Dori- no empezó ni acabó con el Papa de Illueca, pero ha sido él quien ha pasado a la historia como su representante más conocido».
La edificación preside Illueca y se divisa desde la lejanía. «En principio, el castillo tiene dos etapas constructivas; una de finales del siglo XIII y principios del XIV, con Mahoma Rami como artífice, y otra de finales del XVI y primera mitad del XVII. La entrada del siglo XIV no es la actual; estaba exactamente al otro lado, orientada al Moncayo. Al entrar una nueva familia a la zona, los Sanz Cortés, excavaron en el lado de la actual fachada principal y dieron entrada por ahí al castillo. La fachada original estaba hecha en mampostería y piedra regular, mientras que la parte de arriba, con la galería de arquillos mudéjar y la portada, es de finales del XVI».
El acceso primario era a un patio abierto, que en el siglo XVI se cubrió con una cúpula, a la que dieron iluminación con vanos de alabastro. «Los nuevos dueños exhibieron su poderío económico con los detalles exteriores e interiores. La escalera monumental interior acaba en la galería de arcos superior; en la base de esta escalera se suele escuchar un audio que resume la configuración actual de la comarca del Aranda, la primera que se creó en Aragón, con paradas en sus 13 municipios y en Viver de la Sierra, pedanía de Sestrica».
Sí, es de aquí, no de Peñíscola
Dori tiene muy claro que el Papa Luna es fundamental en Illueca y la comarca; curiosamente, la dirección postal del castillo es Plaza de Peñíscola, s/n. «Es la otra gran razón de las visitas junto a la principal actividad económica local, que sigue siendo la producción y venta de calzado. Mucha gente de otros puntos de Aragón, la Comunidad Valenciana, Cataluña o Murcia viene y se sorprende con este castillo y el propio Papa, ya que conocen el castillo de Peñíscola y no sabían que sus raíces estaban aquí, que lo de Peñíscola es simplemente el final de su vida en un castillo expropiado a los templarios. Vivió 95 años, algo totalmente inusual entonces, cuando la media de vida estaba en la mitad de esa edad. Por cierto, financió la universidad primada de Escocia en Saint Andrews, y su figura sigue siendo muy respetada allá».
En el siglo XVI se añadió la galería de arquillos al palacio, y se encajó la portada entre las dos torres de la nueva fachada, además de colocarse una muralla de contención de tierras en la parte baja. Los cambios exteriores fueron escasos en los últimos cuatro siglos. Los interiores, sin embargo, han sido habituales en las últimas cuatro décadas, con el inestimable aporte de sucesivas escuelas-taller en el apartado de albañilería, forja, pintura… se declaró Monumento Histórico Artístico en 1931 y Bien de Interés Cultural desde 1985; cuatro años antes ya había asumido su propiedad el Ayuntamiento de Illueca, por cesión de la familia Bordiú Navas.
Hay cinco colores básicos en la decoración y 15 dibujos básicos repartidos por el castillo, quedan algunas muestras de la azulejería original. «En Illueca había muchos alfares. Los techos también son una maravilla, repartidos entre alfarjes y casetones. También hay detalles muy bonitos de banquitos de piedra junto a los ventanales. Mahoma Rami es maestro de obras de Benedicto XIII en todo lo que va financiando como mecenas en el arte; pensando en que la mayoría de la población es iletrada, firmaba con un dibujo».
Vistas y sorpresas
El paseo por el castillo está lleno de sorpresas; una de las que más llama la atención es una amplia vidriera que da al Moncayo. Normalmente hay una vista perfecta de la mágica mole desde Illueca, aunque la distancia es grande. En la alcoba del Papa impresionan dos cosas; la recreación de su biblioteca móvil (sus fondos pasaban por ser de los mayores de Occidente, junto con la colección de libros del rey de Francia, y conviene no olvidar que Gutenberg inventó la imprenta 17 años después de la muerte del Papa Luna) y su escritorio, con una figura encapuchada y sedente del Papa tamaño real. Está recreado escribiendo una de sus famosas 21 cartas conservadas en el Escorial. Muchos de sus libros se conservan en colecciones privadas, la Biblioteca Nacional de París y varias diócesis; de joven ya coleccionaba los clásicos grecolatinos.
El castillo es la sede de la Comarca y sus órganos políticos y administrativos. También tiene un área amplia de hospedería, que actualmente no está operativa y se halla a la espera de una nueva licitación: tiene 26 habitaciones, tres salones-comedores, cafetería con bodega y un salón de actos. Se están haciendo mejoras en la actualidad; tiene un techo restaurado del sigo XVIII e impresionantes balconadas. A los dos lados de la fachada quedaban dos torrecitas semicirculares; en una de ellas está el mausoleo de Benedicto XIII, con unas bellas yeserías y símbolo papal con alabastro. El símbolo de la familia Luna está por doquier.
Noticia: Heraldo de Aragón
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